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 Las atmósferas

Una atmósfera habla de las relaciones que una situación en particular genera con su entorno, del espacio por donde se extienden las influencias de algo, o alguien. Podría ser simplemente el ambiente que rodea una situación. Desde un punto de vista más fenomenológico, también puede ser un clima particular, un lugar cargado de símbolos, de aromas, de sonidos.

Una atmósfera pude incluso no ser un lugar físico. Puede referir a percepciones, a sensaciones, a memorias. En el cine, la creación de atmósferas es una herramienta: refleja una intención, envía un mensaje, acompaña un relato.

EL HORIZONTE

 

El horizonte es nuestro límite último. Cuanto más cerca el horizonte, más próximos están los límites. El radio de acción se achica.
Alejarse permite tener una mirada más amplia y completa de la situación. Contextualiza espacialmente y muestra un panorama. También permite proyectar la vista hacia lugares más lejanos; expandir los límites de la relación del individuo con el mundo exterior.

A su vez, el horizonte marca una identidad. El panorama de una ciudad nunca es el mismo, cambia según quién lo mire, y según cuál sea el punto de observación o la intención con la que se observe. El horizonte urbano se crea a partir de cada visión personal: se construye con fragmentos – a veces discontinuos- que definen la imagen de un lugar.

 

El recurso cinematográfico mayormente utilizado para capturar el horizonte urbano se denomina Gran Plano General o Plano General Largo¹, a menudo utilizado como plano de establecimiento del contexto. En este tipo de plano, el ángulo de visión abarca todo el paisaje, situando los elementos como referencia de acciones. Por lo general los personajes no son reconocibles, y nos da una visión muy amplia del lugar donde se van a desarrollar los hechos. Narrativamente, se emplea con frecuencia como plano de situación al comienzo de una secuencia. En el gran plano general predomina el ambiente, localiza espacialmente. Puede aportar gran cantidad de datos que sitúen la acción. Hay otros tipos de encuadre de horizonte, alternativos al gran plano general, donde el campo de visión se reduce, la información se recorta, pero sin embargo, mantienen la capacidad de localizar espacialmente y construir una atmósfera a su alrededor.

EL MOVIMIENTO

 

En el primer travelling² de una ciudad –el filme Panorama de la llegada del tren a la estación de Perrache, de los hermanos Lumière- la cámara, ubicada en un tren en movimiento, registra el paisaje y su convivencia con la compleja trama urbana, a medida que se adentra en la ciudad de Lyon. Es el inicio del desarrollo de nuevas técnicas de percepción colectiva del espacio-tiempo desde una máquina en movimiento. Las escenas en movimiento, de acompañamiento de un personaje u objeto que se desplaza, permiten, en lenguaje cinematográfico, seguir una acción o penetrar un universo desde la visión subjetiva del protagonista de la escena. A su vez, presenta en simultáneo espacios adyacentes. Circular de forma continua nos garantiza la impresión de contigüidad del espacio recorrido. Los fragmentos de espacio que aparecen sucesivamente encuadrados, por variados que sean, forman parte de un conjunto coherente, una unidad espacial (una misma calle, un mismo barrio, una misma ciudad). El movimiento pone en relación las piezas que encadena, la ciudad se revela a través del desplazamiento. Invita a pensar la ciudad desde sus trazados, sus trayectos, y sus posibles recorridos.

LA CIUDAD DE LOS HITOS

 

En 1960 Kevin Lynch³ definió los hitos como marcas que señalan límites y direcciones, objetos que se pueden ver desde varios ángulos y distancias.

En 1966, Aldo Rossi plantea la división de la ciudad en monumentos y tejido residencial, revalorizando el monumento como hito privilegiado para definir la imagen y carácter de la ciudad. [La arquitectura de la ciudad].En términos urbanísticos y arquitectónicos, hito refiere a aquellos monumentos, hechos urbanos y arquitectónicos que son significativos por su presencia material o simbólica. Son puntos fijos en la trama urbana, espacios de reconocimiento ciudadano. Los hitos ocupan un rol importante en la imagen de una ciudad, se vuelven referencia espacial, social, temporal y cultural. Trascienden épocas, conservando su sentido original, y algunas veces transformándolo.

LA CIUDAD ANÓNIMA

 

Hasta finales de los años noventa, la mayoría de las películas filmadas en Montevideo fueron concebidas de forma tal que el espectador puede reconocer la ciudad sin ninguna dificultad, gracias al protagonismo que en las imágenes tienen los hitos que la identifican.

En las últimas dos décadas, se produce un abandono de esta práctica. En su lugar, se comienzan a narrar historias uruguayas -montevideanas- sin la necesidad de mostrar los rasgos más distintivos de la ciudad construida. La ciudad de los hitos dio paso a la ciudad anónima, una ciudad más generalizable. Es probable que esta nueva tendencia tenga diversas explicaciones, pero todo hace pensar que su repetición no es una casualidad. Quizá hay una voluntad expresa de cargar de contenido estético a las cosas más cotidianas. Puede haber también una intención de sustituir la exposición de la idiosincrasia nacional por una visión más acotada de la realidad, más tranquila, menos trascendente.

La construcción de la imagen de la ciudad que se realiza en estos casos es de una ciudad sin hitos destacados, sin espacios relevantes en sí mismos, donde predomina la casa anónima, de barrio. Una ciudad que se construye a partir de fragmentos y de texturas, más que de puntos fijos en la trama.

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