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 Sobre los cortes transversales

En geometría descriptiva, la sección de un sólido es la intersección de un plano con dicho sólido. A través de esta operación de corte, se descubre la situación interior del mismo.
En arquitectura, y siguiendo esta línea de pensamiento, las secciones de un proyecto suministran información de todos los elementos que aparecen ocultos en la planta y alzados principales. 
En este caso, los cortes transversales, seccionan el cuerpo de estudio de películas, eliminan la continuidad en el eje del tiempo, y descubren así nuevas relaciones, nexos, conexiones, trasvases, entre el cine y la ciudad.
Cuando las películas se descontextualizan de su tiempo y su coyuntura, y se agrupan por conjuntos aleatorios, el cuerpo de estudio empieza a cobrar un nuevo sentido y revela nuevos datos.

 

A través de esta operación de corte, se pretende generar una serie de relatos cortos de temas independientes y sin vínculos necesarios entre sí. La construcción de estos relatos se apoya en dos tipos de estrategias. La primera, enfrenta el imaginario del proyecto cinematográfico con el imaginario del proyecto urbano, y a través de este enfrentamiento busca coincidencias o divergencias en las formas en que los dos imaginarios se desarrollaron. La segunda intenta, a través de la observación de recursos cinematográficos y de parámetros estéticos, proponer nuevos puntos de partida para el desarrollo de otro tipo de reflexiones sobre la ciudad: escapar de la ficción planteada para encontrar la idea de ciudad que hay detrás. 
La intención no es producir traducciones de lo fílmico para develar comportamientos, costumbres o verdades ocultas de la ciudad. La intención es, simplemente, utilizar el cine como otro tipo de insumo para reflexionar sobre Montevideo.
De este modo, estos relatos se conciben como fragmentos. Son fragmentos, porque atraviesan y seccionan una realidad más amplia. Porque cada uno, de forma autónoma, hace foco sobre una posible forma de observar esa realidad que los contiene. Y en su conjunto, estos fragmentos ponen en evidencia los muchos elementos que componen la ciudad: los intercambios, los signos, los recuerdos, los patrones, los estados de ánimo, las visiones. Por otra parte, su lectura entrelazada, replica y pone de manifiesto las características de superposición, multiplicidad y sustitución que tiene la ciudad, tanto en sus lógicas de crecimiento como de uso. 


En este caso, se establece un conjunto limitado de fragmentos. Sin embargo, sus posibilidades son infinitas y estos recortes pueden ser múltiples, variando a lo largo del tiempo y según los criterios del operador. Porque en definitiva, el cine está en construcción permanente, lo que modifica continuamente el universo a estudiar. Además, los fragmentos son construcciones subjetivas, por lo que cada individuo construye las categorías según su particular forma de ver el mundo. Esto hace que el relato generado por los cortes transversales tenga una estructura abierta: nunca está terminado. Del mismo modo, y al igual que un libro de cuentos, puede modificarse el orden establecido sin que ello comprometa la comprensión del texto. Quien navegue en estas páginas es libre de elegir la forma que desee. Esto es: alterar el orden o incluso seleccionar fragmentos aislados, sin necesidad de leer el resto.

 

Para esto se plantean cinco categorías de entrada:

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